miércoles, 5 de junio de 2019

¡Madre mía!




¡Madre mía!

Tú que en todo momento me nombrabas
pues pronunciando mi nombre te creías
que a tu hijo predilecto le mecías
igual que cuando en la cuna me cantabas.

Tú, madre cariñosa, que soñabas
y pensando conmigo te dormías;
que tanto me adorabas y querías
porque de corazón me idolatrabas.

Desde niño tus besos, se quedaron,
Como dardos, clavados en mi pecho;
siendo rosas que no se marchitaron…

Tanto bien mi desgracia no ha deshecho,
tus caricias en mi alma se grabaron
y hoy me abrazan y besan en mi lecho.

QUIQUE
Prisión de Porlier 17-10-39

Enrique fue fusilado la madrugada del 18 de octubre de 1939. Este soneto último (era aficionado a la poesía) que dedica a su madre Isabel hizo las veces de carta de capilla  

Poema de capilla (Colección familiar)

No hay comentarios:

Publicar un comentario